Se necesita:
-Limón, dos cucharadas soperas;
-Miel, dos cucharadas soperas;
-Aceite (de oliva es el más sano pero puede utilizarse otro), una cucharada sopera.
Mezclar los tres ingredientes, luego beber dos o tres cucharadas unas cuatro veces al día.
Calma y mejora la garganta irritada.
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Ese es el paso número uno. Lo siguiente sería hacer una breve meditación sobre cuál es el motivo mental/emocional que generó un llamado de atención sobre esa parte del cuerpo en particular.
La garganta se refiere a cosas que no nos pudimos tragar, que se quedaron atragantadas, que no dijimos, que nos callamos, que reprimimos, etc..
Para ello y cualquier síntoma o enfermedad, os dejaré esta página donde pueden consultar y tener una idea del por qué de tal o cual malestar:
Recuerda que el lenguaje del cuerpo es la denominada "enfermedad", que no es otra cosa que una solución a un problema no aparente. Los médicos no curan, ellos son recetadores de fármacos y expertos en carnicería, pero la verdadera causa de una enfermedad tiene su inicio en la psique y su origen en algún "trauma", altercado, discusión, pelea, malentendido...
El diccionario emocional te puede dar una pista de cual es la puerta que debes abrir para que entre la luz y puedas limpiarla; con regularidad, sólo es necesario ser consciente para que una enfermedad o síntomas desaparezcan.
Creo que lo más importante, y la mejor herramienta que nos fue dada, es la comunicación; a veces, parece difícil abrirse con ciertas personas, porque parecen frías, distantes, expertas en discutir, o de mente cerrada, pero hay muchas formas de expresarse, puedes hacer una carta escribiendo lo que te molestó, no tienes porque entregarla, pues el sólo hecho de escribirla te ayudará a aclarar ideas.
Otro método útil es sentarse cómodamente frente a un espejo y comenzar un diálogo diciendo cómo te sientes, date paciencia, verás cómo, al sacar las palabras afuera, les das un orden y tú mismo comprenderás mejor la situación.
Atrévete a cuestionarte y a ponerte en el lugar del otro, solo como ejercicio, pruébalo!
Y la última cosa, si tienes niños menores de 7 años, debes ser consciente de que ellos todavía no tienen una identidad propia, por lo tanto todo lo que les sucede es causa directa de sus padres, lo que pasa en casa, quien lo cuida, pero sobretodo, de su madre, a la que sigue unid@ por un cordón invisible, por donde siente las sensaciones de ella, tal como cuando estaba en el vientre, e incluso, a veces, pareciera que el niño pudiera leer la mente de su madre.
Esto no es para echarse la culpa ni culpar al otro, no! Que vuestro ego NO lo aproveche como una excusa más de hacer el mal, esto lo digo para que cada uno, y en su relación, sean conscientes y puedan modificarlo y no ser los causantes inconscientes de los malestares de sus hijos.
No me crean, pónganlo a prueba, observen y lo verán.
Otro método útil es sentarse cómodamente frente a un espejo y comenzar un diálogo diciendo cómo te sientes, date paciencia, verás cómo, al sacar las palabras afuera, les das un orden y tú mismo comprenderás mejor la situación.
Atrévete a cuestionarte y a ponerte en el lugar del otro, solo como ejercicio, pruébalo!
Y la última cosa, si tienes niños menores de 7 años, debes ser consciente de que ellos todavía no tienen una identidad propia, por lo tanto todo lo que les sucede es causa directa de sus padres, lo que pasa en casa, quien lo cuida, pero sobretodo, de su madre, a la que sigue unid@ por un cordón invisible, por donde siente las sensaciones de ella, tal como cuando estaba en el vientre, e incluso, a veces, pareciera que el niño pudiera leer la mente de su madre.
Esto no es para echarse la culpa ni culpar al otro, no! Que vuestro ego NO lo aproveche como una excusa más de hacer el mal, esto lo digo para que cada uno, y en su relación, sean conscientes y puedan modificarlo y no ser los causantes inconscientes de los malestares de sus hijos.
No me crean, pónganlo a prueba, observen y lo verán.
Tomemos los malestares del cuerpo como procesos equilibradores de nuestro ser, dejémosle trabajar, y utilicemos los fármacos sólo en casos extremos.
No necesitamos mucho para una buena salud, solo nutrirnos de buenos pensamientos.
No necesitamos mucho para una buena salud, solo nutrirnos de buenos pensamientos.
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