martes, 10 de abril de 2018

LOS VIDEOJUEGOS EXPLICAN LA EXISTENCIA

Después de años de estudio de artes esotéricas, de libros con conocimientos superiores, de experiencia propia y de mucha meditación, llegué a la conclusión de que la mejor explicación sobre cómo es el universo, o mejor dicho, la naturaleza de la realidad, se encuentra en los videojuegos.

Una vez escribí esta entrada: La vida como un guión
Donde lo explico de un modo similar.

Comenzaré poniendo de ejemplo al videojuego que todo el mundo conoce: "Mario Bros.", aunque los SIMS y la última versión de la película "Jumanji" lo expresan genial.
El personaje (Mario) podrías ser tú.
Tú (tu alma, tu Ser divino), con los mandos en la mano, comienzas el juego (naces, apareces), ahora eres Mario Bros..
Tienes unos límites que son tu realidad (el escenario donde se desenvuelve el juego, la complexión de Mario), lo que el personaje es capaz de hacer ya viene determinado de fábrica, por el creador del juego (Dios, el Todo, etc.) pero ahí es donde, según quién maneje a ese personaje, lo desarrollará a su manera particular.

El juego (la vida) puedes jugarlo del modo que quieras, dentro de unos parámetros que son el manejo del joystick (el cuerpo que te haya tocado), los niveles o la pantalla (el mundo y sus leyes, tanto las naturales como las cívicas, tu familia, tu entorno, etc.) y el tiempo (el tiempo que tienes para cumplir tu misión en el juego). 
Pero tenemos el libre albedrío de correr desde el principio y llegar al final de la pantalla sin coger ni una moneda; o, por el contrario, podemos hacer la pantalla completa, descubriendo cada tesoro y cada secreto que el creador haya dejado para nuestro disfrute.

Hay muchas formas de jugar al juego, así como de vivir la vida. Cada una suma experiencias para la próxima vez.
Cuando morimos en el ju-ego, volvemos a él (Re-encarnación, en caso de que existiera); y hasta que no llegamos a la final, no lo habremos superado.
Hasta que no cumplamos nuestro inevitable destino, que es el hecho de deshacernos del ego, de recordar que no somos Mario Bros. sino el Ser que le da vida; que no soy Mariel, no soy Ramón Perez, sino el Ser que los habita...; no dejaremos de volver en esta rueda que no para de girar, y que siempre está quieta.
Nos hemos olvidado quienes somos en realidad, hemos permitido a Mario (el ego) ser quien nos domine, cuando él es nuestro servidor. Es él quien obedece cuando nosotros pulsamos los botones.

Así mismo la existencia del Universo sería una plataforma, o matrix, como en el videojuego. 
Es bien sabido por la física actual, llamada física cuántica que el universo es dual, es de doble naturaleza, una sólida que es la partícula y otra invisible al ojo humano, que es la onda. Así mismo el Universo (o Multiverso) tiene un hardware, que es el que todos conocemos, y un software, que es la información que circula en él, todo lo que existe transformado en números y códigos, para que se entienda de alguna manera.



Os dejo este tema para que lo mediten ustedes ya que a mí me gusta pensar que la vida es como un videojuego virtual en el que nos hemos metido tan hasta el fondo que nos hemos creído que somos este personaje (cuerpo, personalidad) y nos hemos olvidado de nuestras magníficas capacidades.
Dice el Kybalión que el Universo es una creación mental que sucede en la mente del Todo, más no por ser una creación mental hay que tomarlo a la ligera, ya que si te cortas las venas ¡te mueres! Si mueres en el juego tienes que volver a empezar desde el principio y es un rollo, así que solo pierdes tiempo. 

¡Cuidado! Pues en este perfecto juego que el Creador hizo para nosotros, hemos 'cogido' un virus llamado ego (olvido), y  lo que hace ese virus es intentar suplantar la voz de quien juega al juego. De esta manera, Mario Bros. se ha vuelto un autómata y quien está a los mandos (nuestro yo superior, doble cuántico) solo espera a que escuchemos Su Voz, que es la voz de la verdad, pues él nos conduce con sabiduría.



Por eso, juego a este 'ju-ego' de la vida, intentando escuchar mi verdadera voz, que es la voz del amor, de la benevolencia, del respeto, de la igualdad. Cualquier otra voz que engendre miedo o ataque, es la voz del virus el cuál no permitiré que me domine.
Por el bien de la humanidad, y por llegar por fin, al fin de este hermoso juego, erradiquemos a ese detestoso virus de nuestra cabeza. 
Seamos fieles solo a una voz.
Eres la voz que eliges escuchar.
Mejor dicho, te conviertes en la voz que eliges escuchar.



¿Y tú, a que voz eliges?