(Leer bajo su propia responsabilidad y no intente copiar nada perjudicial o autodestructivo que lea en esta entrada)
Fue en 2006.
Yo tenía 20 años.
En aquella época trabajaba en una fiambrería muy coqueta en el centro de Mar del Plata.
Mi padre estaba en Andorra y mi relación con él era tensa.
Había cortado con mi novio de una relación de 3 años y el chico que ahora me gustaba, y con el cual me había obsesionado, no me quería, solo le gustaba mi "compañía" para satisfacer sus necesidades (aunque no me victimizo, yo de alguna manera también estaba con él por conveniencia emocional).
En casa nunca estaba y cuando estaba me encerraba en mi habitación, mi mundo. Mi única vía de escape era el chat de Calamaro, estaba muy enganchada. A veces salía del trabajo a las 2 de la tarde, me iba a un Cyber con un sandwich y comía allí, frente a la pantalla; me quedaba hasta las 5 que tenía que volver a entrar al trabajo.
Salía con gente, me divertía, pero había algo que estaba marchitándose dentro...
Sentía que mi vida no era lo que yo quería, aunque no sabía exactamente lo que quería...
Una tarde, deprimida total, encerrada en mi habitación y mi madre en el comedor, decidí llevar a cabo el hecho que venía postergando desde mis 9 años, cuando tuve por primera vez deseos de morir.
Obviamente no quería sufrir, ni mucho menos dejar todo enchastrado de sangre para que mi madre, encima de tener que soportar la muerte de un hijo, se viera obligada a limpiar con sus lágrimas mi desastre.
Había leído un libro de Agatha Christie, creo que se llamaba "Bajo cero", en el que la víctima había sido asesinada injectándole aire en las venas; el aire le había llegado al corazón dándole un paro cardíaco y no había huellas del método de muerte.
Me pareció una idea estupenda, limpia y novelera, así que decidí llevarla a cabo...
Me habían hecho análisis de sangre varias veces y alguna vez me regalaron la aguja y la jeringa, la saqué de donde estaba guardada, y sin pensarlo dos veces busqué mis venas y la injecté, presionando el aire hacia ellas.
Era (yo) tan inútil que ni siquiera eso pude hacer bien!: El aire hizo como un bombeo y sacó mi sangre para afuera, contagiándome una carcajada de absurdo. Me reí por no llorar y me alegré de ser tan tonta.
Nadie se enteró de este hecho en ese momento. Fue un chiste secreto. Tiempo después se lo conté a mi hermana que siempre ha sido mi mayor confidente.
Después de aquello quedé con una chica del chat que no conocía, se hacía llamar "Mary Poppins", para ir juntas al recital en Buenos Aires de Calamaro. Ella me contó sobre su deseo de irse de mochilera y aquel deseo, como una revelación, me abrió los ojos...
No paré de pensar en aquella idea durante días, me atraía pero era muy loco, una completa locura!
Estaba en mi lugar de trabajo, cortando queso y pensando en cómo podría llevar a cabo esa idea, con poco dinero y qué podría hacer si me quedaba sin dinero en medio del viaje.
Entonces, Bingo! Había un limpiador de cristales dejando nuestras vidrieras divinas, lo miré y vi que siempre tenía mucho trabajo, y un buen coche, pensé: "Haré eso, limpiaré vidrios en los semáforos y en las tiendas, o leeré el tarot por la calle!"
Y ese mismo día armé el plan y me decidí.
Puse un plazo para trabajar un tiempo más hasta juntar el dinero que yo consideré suficiente; definí una ruta y avisé a todos mis contactos del chat (a los que tuve el honor de conocer durante el viaje, en todos los países y me ayudaron muchísimo).
Todo esto pasó en un lapso de 6 o 7 meses.
Cuando tuve todo previsto, la senté a mi madre, que ya estaba acostumbrada a mis locuras, y le dije que me iba. Le conté de mi intento de suicidio con un toque cómico, de todas las cosas que me habían pasado (mi madre es una verdadera amiga en la que se puede confiar y su punto de vista es más objetivo que de madre, cuando de dar consejos se trata; pero en aquella época me volví hacia dentro y no quise confiar en ella, estaba enojada por muchas cosas que pasaban a nivel familiar y el castigo fue quitarle mi confianza), de todos los rencores que guardaba hacia ella y de las cosas que había estado haciendo en el último tiempo.
Ella se quería morir pero estaba contenta de que yo estuviera viva. La convencí de que no se preocupara de mi diciéndole lo que le decía desde que era pequeña cuando quería convencerla para que me dejara hacer cosas arriesgadas : "Mamá, no te preocupes, lo que me tenga que pasar me va a pasar en la puerta de esta casa o en el medio del bosque, si tiene que pasarme algo malo, no puedes impedirlo, además solo me van a pasar cosas buenas"
No tenía otro remedio, me iba a ir de todas formas y nadie podría impedirlo, estaba a punto de cumplir la mayoría total de edad...
Resumen: me fui y bla bla bla.
Ahora, lo que quiero explicar con esta historia es mi deseo de cambiar; de morir y renacer distinta; de cambiar de escenario, de personajes, de personalidad, de arriesgarme, de mostrarme a mí misma que podía lograr lo que quisiera (mal o bien, siempre lo he hecho), de hacerle caso a mi corazón y dejarlo que me conduzca hacia la nada si era necesario. Ya estaba jugada, después de querer uno morirse, lo mejor que puede hacer es irse de viaje, si ya no tienes nada que perder...
Y al final me salió bien.
Desde pequeña he sido depresiva, mis diarios cuentan historias tristes de una niña con mucho odio, celos y tristeza, con deseos de morir para que sus padres sufran (esto no es muy original, casi todos los niños piensan cosas así), solo que yo de verdad quería morir, fue algo persistente que aún al día de hoy sigue ocurriendo con menos intensidad. Nadie se dio cuenta nunca, soy buena actriz (más en la vida que en el escenario). De hecho, algunos de mis familiares y amigos se están enterando ahora mismo.
A lo que quiero llegar es al punto de que soy feliz.
He logrado aprender a vivir la vida con elegancia, gracia y buen humor; conociéndome cada vez más y comprendiendo para qué y por qué mi organismo reacciona de una manera o de otra. He aceptado el hecho de que al igual que el clima sucede como debe, yo no puedo alterar mi clima emocional interior; si llueve dentro, permito que llueva, pues la lluvia limpia y regenera; si hay sol y risa permito que haya al máximo hasta que la risa se convierte en llanto.
Digamos que acepté el hecho de que en mi ADN o en mi cerebro existe una tendencia lunático-depresiva (mi bis-abuelo paterno murió en un psiquiátrico y mi bis-abuelo materno se suicidó), podría medicarme para tratarlo pero instintivamente me convertí en mi propia psicóloga, una muy buena por cierto y el tratamiento que me prescribí es la marihuana, que debo admitir me ha ayudado mucho.
Lidio con esa tendencia de mi ser pero para mi es normal, es parte de mi naturaleza, y siempre, por más cosas buenas que me pasen, ello volverá a mi, hasta que lo sane a nivel kármico (supongo).
La felicidad es una actitud.
No existe un mundo donde siempre haya sol porque entonces todo estaría seco, ni donde siempre llueva, porque entonces todo se inundaría. Es necesario para la regeneración todos los grises de la escala.
Lo que sube baja, lo que nace muere... está en uno mismo tomarlo como parte de la perfección y de la felicidad.
La perfección humana es así, tal como somos, no hay más; la perfección es el ser humano con todos sus defectos y virtudes, y la felicidad es aceptar que todo lo que ocurre es para la realización de nuestra leyenda personal, sea un hecho agradable o no, todo nos ayuda a crecer.
Fue en 2006.
Yo tenía 20 años.
En aquella época trabajaba en una fiambrería muy coqueta en el centro de Mar del Plata.
Mi padre estaba en Andorra y mi relación con él era tensa.
Había cortado con mi novio de una relación de 3 años y el chico que ahora me gustaba, y con el cual me había obsesionado, no me quería, solo le gustaba mi "compañía" para satisfacer sus necesidades (aunque no me victimizo, yo de alguna manera también estaba con él por conveniencia emocional).
En casa nunca estaba y cuando estaba me encerraba en mi habitación, mi mundo. Mi única vía de escape era el chat de Calamaro, estaba muy enganchada. A veces salía del trabajo a las 2 de la tarde, me iba a un Cyber con un sandwich y comía allí, frente a la pantalla; me quedaba hasta las 5 que tenía que volver a entrar al trabajo.
Salía con gente, me divertía, pero había algo que estaba marchitándose dentro...
Sentía que mi vida no era lo que yo quería, aunque no sabía exactamente lo que quería...
Una tarde, deprimida total, encerrada en mi habitación y mi madre en el comedor, decidí llevar a cabo el hecho que venía postergando desde mis 9 años, cuando tuve por primera vez deseos de morir.
Obviamente no quería sufrir, ni mucho menos dejar todo enchastrado de sangre para que mi madre, encima de tener que soportar la muerte de un hijo, se viera obligada a limpiar con sus lágrimas mi desastre.
Había leído un libro de Agatha Christie, creo que se llamaba "Bajo cero", en el que la víctima había sido asesinada injectándole aire en las venas; el aire le había llegado al corazón dándole un paro cardíaco y no había huellas del método de muerte.
Me pareció una idea estupenda, limpia y novelera, así que decidí llevarla a cabo...
Me habían hecho análisis de sangre varias veces y alguna vez me regalaron la aguja y la jeringa, la saqué de donde estaba guardada, y sin pensarlo dos veces busqué mis venas y la injecté, presionando el aire hacia ellas.
Era (yo) tan inútil que ni siquiera eso pude hacer bien!: El aire hizo como un bombeo y sacó mi sangre para afuera, contagiándome una carcajada de absurdo. Me reí por no llorar y me alegré de ser tan tonta.
Nadie se enteró de este hecho en ese momento. Fue un chiste secreto. Tiempo después se lo conté a mi hermana que siempre ha sido mi mayor confidente.
Después de aquello quedé con una chica del chat que no conocía, se hacía llamar "Mary Poppins", para ir juntas al recital en Buenos Aires de Calamaro. Ella me contó sobre su deseo de irse de mochilera y aquel deseo, como una revelación, me abrió los ojos...
No paré de pensar en aquella idea durante días, me atraía pero era muy loco, una completa locura!
Estaba en mi lugar de trabajo, cortando queso y pensando en cómo podría llevar a cabo esa idea, con poco dinero y qué podría hacer si me quedaba sin dinero en medio del viaje.
Entonces, Bingo! Había un limpiador de cristales dejando nuestras vidrieras divinas, lo miré y vi que siempre tenía mucho trabajo, y un buen coche, pensé: "Haré eso, limpiaré vidrios en los semáforos y en las tiendas, o leeré el tarot por la calle!"
Y ese mismo día armé el plan y me decidí.
Puse un plazo para trabajar un tiempo más hasta juntar el dinero que yo consideré suficiente; definí una ruta y avisé a todos mis contactos del chat (a los que tuve el honor de conocer durante el viaje, en todos los países y me ayudaron muchísimo).
Todo esto pasó en un lapso de 6 o 7 meses.
Cuando tuve todo previsto, la senté a mi madre, que ya estaba acostumbrada a mis locuras, y le dije que me iba. Le conté de mi intento de suicidio con un toque cómico, de todas las cosas que me habían pasado (mi madre es una verdadera amiga en la que se puede confiar y su punto de vista es más objetivo que de madre, cuando de dar consejos se trata; pero en aquella época me volví hacia dentro y no quise confiar en ella, estaba enojada por muchas cosas que pasaban a nivel familiar y el castigo fue quitarle mi confianza), de todos los rencores que guardaba hacia ella y de las cosas que había estado haciendo en el último tiempo.
Ella se quería morir pero estaba contenta de que yo estuviera viva. La convencí de que no se preocupara de mi diciéndole lo que le decía desde que era pequeña cuando quería convencerla para que me dejara hacer cosas arriesgadas : "Mamá, no te preocupes, lo que me tenga que pasar me va a pasar en la puerta de esta casa o en el medio del bosque, si tiene que pasarme algo malo, no puedes impedirlo, además solo me van a pasar cosas buenas"
No tenía otro remedio, me iba a ir de todas formas y nadie podría impedirlo, estaba a punto de cumplir la mayoría total de edad...
Resumen: me fui y bla bla bla.
Ahora, lo que quiero explicar con esta historia es mi deseo de cambiar; de morir y renacer distinta; de cambiar de escenario, de personajes, de personalidad, de arriesgarme, de mostrarme a mí misma que podía lograr lo que quisiera (mal o bien, siempre lo he hecho), de hacerle caso a mi corazón y dejarlo que me conduzca hacia la nada si era necesario. Ya estaba jugada, después de querer uno morirse, lo mejor que puede hacer es irse de viaje, si ya no tienes nada que perder...
Y al final me salió bien.
Desde pequeña he sido depresiva, mis diarios cuentan historias tristes de una niña con mucho odio, celos y tristeza, con deseos de morir para que sus padres sufran (esto no es muy original, casi todos los niños piensan cosas así), solo que yo de verdad quería morir, fue algo persistente que aún al día de hoy sigue ocurriendo con menos intensidad. Nadie se dio cuenta nunca, soy buena actriz (más en la vida que en el escenario). De hecho, algunos de mis familiares y amigos se están enterando ahora mismo.
A lo que quiero llegar es al punto de que soy feliz.
He logrado aprender a vivir la vida con elegancia, gracia y buen humor; conociéndome cada vez más y comprendiendo para qué y por qué mi organismo reacciona de una manera o de otra. He aceptado el hecho de que al igual que el clima sucede como debe, yo no puedo alterar mi clima emocional interior; si llueve dentro, permito que llueva, pues la lluvia limpia y regenera; si hay sol y risa permito que haya al máximo hasta que la risa se convierte en llanto.
Digamos que acepté el hecho de que en mi ADN o en mi cerebro existe una tendencia lunático-depresiva (mi bis-abuelo paterno murió en un psiquiátrico y mi bis-abuelo materno se suicidó), podría medicarme para tratarlo pero instintivamente me convertí en mi propia psicóloga, una muy buena por cierto y el tratamiento que me prescribí es la marihuana, que debo admitir me ha ayudado mucho.
Lidio con esa tendencia de mi ser pero para mi es normal, es parte de mi naturaleza, y siempre, por más cosas buenas que me pasen, ello volverá a mi, hasta que lo sane a nivel kármico (supongo).
La felicidad es una actitud.
No existe un mundo donde siempre haya sol porque entonces todo estaría seco, ni donde siempre llueva, porque entonces todo se inundaría. Es necesario para la regeneración todos los grises de la escala.
Lo que sube baja, lo que nace muere... está en uno mismo tomarlo como parte de la perfección y de la felicidad.
La perfección humana es así, tal como somos, no hay más; la perfección es el ser humano con todos sus defectos y virtudes, y la felicidad es aceptar que todo lo que ocurre es para la realización de nuestra leyenda personal, sea un hecho agradable o no, todo nos ayuda a crecer.