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sábado, 17 de enero de 2009

Penélope, mi abuela.

   
Para Lita

La mujer que olvidamos, que en tres generaciones más ya nadie recordará. Nuestros muertos que no lloramos lo suficiente no sobreviven; no son leyenda.
No sé mucho de lo que fue su vida, solo ha dejado su huella con los frutos que ha sembrado.

Su primer experimento, fue el que menos bien le salió. Es hoy una fruta muy madura; tosca por fuera, un poco desabrida por dentro. A simple vista parece piedra, pero si la tocas se ríe y si se cae, se rompe. A pesar de no ser exactamente lo que la viejita hubiera querido, era lo que más amaba.
Su segundo fruto era parecido al primero en textura, aunque con un color más llamativo y de consistencia más moldeable que el anterior. Tenía el carácter que le faltaba al otro.
Este fue el que más le hizo trabajar a la pobre Penélope, el que más canas verdes le sacó.
Su último fruto fue totalmente diferente a los otros dos. La abuela ya estaba cansada de los desastres y quiso probar otra cosa; así que, en el abono, esta vez derramó mucha sensibilidad.
Salió una fruta brillante, colorida, blanda (quizá demasiado) pero fue la que más tardes permaneció en la cesta de frutas de adorno de la cocina, junto a la abuela.
*
Una noche, Penélope olvidó cerrar la puerta del huerto. Unos gamberros se colaron. Comenzaron a romper todo y a lanzar las cosechas al otro lado, donde para llegar se debía cruzar un abismo. Ese día todos sus proyectos se vieron destrozados. Pudo recuperar sus dos últimos frutos, que habían quedado escondidos bajo las acelgas desgarradas, pero el primero, no estaba.
Solo un pájaro podría traérselo de vuelta.
Todas las tardes se quedaba horas parada en su huerto hecho trizas, mirando a su fruto. 
Los días pasaban y lo yuyos crecían y cada vez podía verlo menos, pero ella no dejaba de tener una esperanza.
Así pasaron años, en los que enfermó de tristeza y de dolor.
*
Entonces, un día cerró sus ojos en el jardín. 
Tranquila por tener protegidas sus obras a salvo en una canasta, pero deseando haber tenido alas para recuperar a la que más amaba.
Dicen que si vas al huerto de noche con una vela encendida puedes ver a mi abuela; su espíritu envuelto en flores que aún espera que su fruto vuelva.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, antes de nada, perdona mi español...está flaco! Está mejor mi ingles..bueno, tampoco tanto!
Anyway, hacia tiempo que no pasaba por esta web para ver como estaba mi "arbol"...y he tropezado con una de las mejoeres palabras dirigidas a una abuela!

Tambien es mi primera vez que pongo un comentario en un post, pero esta vez valia la pena.

No te voy a escribir nada de particular, no tengo palabras esta noche, ni perguntas o curiosidades, entonces me quedo en silencio.

No se si, en esos meses, tendré la posibilidad de pasar por Barcelona:
una vez un hobre muy sabio me dijo "Mira, migo, los sueños no existen, solo son las cosas que ya sabemos que nunca sabremos lograr, sino ya las hubieramos lograda".

Entonces no te digo que llevo un sueño, solo te digo que estoy ententando escribir la canción de mi vida, en un sendero negro, y suena mas o menos asi...

http://www.youtube.com/watch?v=EiiGF9VTvHs

No te equivoques!!! Esta cancion es algo que describe mi vida ahora y lo que voy a costruir...pero,si quieres, es algo tambien para fortificar tus raices, tu tronco.
Y para dejar una huella....
ErN

Mar Bruja dijo...

muchas gracias por recordarme, y por la cancion y el comentario, gracias en serio.
Ya encontraras tu camino, que lo tienes delante tuyo todo el tiempo pero a causa de tu ceguera no lo ves.
Buena suerte, arribederchi!!!!